Ella vive frustrada, ahogada en la desesperación. Porque la soledad se le antoja muy pesada, tediosa, porque ha intentando encajar muchas veces pero no lo consigue, porque ha dado su mejor esfuerzo por cosas que no merecían la pena, que la cansaron poco a poco y la hicieron dejar de creer en el mundo que la rodea. Ella perderá muchas oportunidades porque cree nada la saldrá nunca bien, porque prefiere vivir de esos dolorosos "y si..." que volverse a dar la hostia. Que los golpes puede que fortalezcan, pero también cansan, y se ha roto la cabeza contra el mismo muro tantas veces que ya no quiere seguir intentándolo, porque se acerca a la definitiva, la que en las películas sería preciosa y ganaría sin problemas, pero si pierde la arrastraría a la desesperación absoluta. El riesgo es demasiado y Ella nunca fue valiente. Mejor se queda junto al muro, aprende a vivir con el, a sobrellevar el dolor que la supone, es más doloroso pero no supone un gran cambio.
Así que ahí está ella, intentando escapar del muro en sus escapadas nocturnas consigo misa, en sus momentos de discusión acunados por el tono del auricular. Ahí está ella, esperando a que alguien se atreva a ayudarla a empujar aquel muro que ella misma creo, alguien que la entienda, que pueda sobrellevar lo raro y extraño de su alma, que no se asuste, que no quiera huir y, sobretodo, que no se burle, porque es lo que más miedo le da. Ha perdido la esperanza en que ese "alguien" aparezca, pero le da miedo salir a buscarlo, le faltan fuerzas para pedir ayuda... después de todo, a lo mejor la soledad no es tan mala.
Ella.