If you don´t life to somethink you will die for nothing

viernes, 13 de noviembre de 2015

Regaliz negro y un puñado de pesadillas


Llegas a casa, tarde, como siempre, estampas la mochila contra lo que sea, ni siquiera miras lo que te acabas de llevar por delante. Has hecho el camino corriendo para que nadie viera que estabas mal, pero ahora estas en casa, a salvo de miradas indiscretas así que lloras, nadie se da cuenta pero lloras. Es ya rutina, cada día mas rota, con mas ganas de salir del agujero que te asfixia, que se hace mas pequeño a cada segundo. Sientes como si se te viniera el mundo encima a cada paso, porque duele ¿a que si? No te sientes a gusto en ninguna parte, no encajas, eres la pieza perdida de un rompecabezas que nadie se molestara en completar. Y ya solo piensas en escapar, escapar de las risas que te atormentan hasta que el timbre anuncia el final de la ultima hora,  escapar de las lágrimas que empapan la almohada cada noche cuando te pones a pensar, de las pesadillas, de los prejuicios ajenos, de las falsas amistades. Tan solo quieres dejarlo todo atrás.

Te sientas en el suelo con un folio en blanco y una caja de gominaolas a hacer la lista de pros y contras sobre ti misma, una vez mas los contras ganan. Bola de papel a la basura, tu animo al suelo y tu a la cama, una noche mas, un poquito mas desalmada. 
Te despiertas medio ahogada, son las seis y media, podrías dormir un rato mas. Pero al cerrar los ojos la imagen te atormenta así que te pones a pensar, no sabes si es casi peor. Piensas en el motivo de tu tormento, en todas las cosas que te han hecho llorar a lo largo de este largo año, no haces nada por cambiarlas, ya es costumbre que el mundo te destroce a placer, "Todas las personas que me importan me han hecho llorar alguna vez" es la máxima que rige tu día a día, joder, que triste. Te niegas a compadecerte de ti misma y el despertador suena. Ducha, borrón y cuenta nueva. Sales de casa de nuevo, mochila al hombro, regaliz en mano, negro, amargo como tu, y una sonrisa falsa en los labios. A fingir un día mas. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

Rutina

Esas lágrimas que emborronaba todo a tu alcance, que te impiden ver con claridad, todo lo vela el dolor, la emoción, o lo que sea que te haga llorar esta vez.
Acostumbrada al vació, esa sensación que late en tu pecho es extraña, pero bonita, tan bonita que duele. Por una vez no lloras de dolor, es alegría. ¿Alegría?¿recuerdas lo que era eso?¿o ya se te ha olvidado?
La felicidad se te antojaba tan imposible¿a que si?Pero por una vez parece real, la rozas con la punta de tus dedos.Y ahí llega de nuevo esa sensación, el miedo, te esta haciendo dudar,"Le estas dando a alguien la oportunidad de destrozarte, de nuevo"te susurra al oído, no quieres creerlo, pero por un segundo lo haces, vuelves a tener ese nudo en la garganta, porque tu ya no puedes salir corriendo, lo necesitas, como respirar casi. Dependencia, esa palabra asusta, a ti sobretodo, la idea de necesitar a alguien acojona, tanto que te hace temblar. llevas años evitandolo, cerrada a cal y canto. Pero te han desmontado con una facilidad que cuesta creer, que sigues siendo humana, que sabes lo que es la ilusión y que aun recuerdas como se reía de verdad. Tienes miedo pero aun así sigues adelante, porque no te queda otra, vas a ser valiente, lo vas a intentar.

El tiempo pasa, las cosas no van bien, lo notas y tu, que vives de sensaciones, deberías saber lo que eso significa, pero no, vuelves a cerrar los ojos y a dejarte llevar, ciega a todo cuanto te rodea, porque no puedes creer que hayas vuelto a caer.  Llega el día de la verdad, ha pasado un tiempo desde aquel día que lloraste de felicidad, menos de el que te gustaría, ¿verdad? Cuando la noticia te estalla en la cara ni siquiera te asustas, llevabas tiempo viéndolo venir, no lo admitías pero estaba ahí, susurrandote al oído que volvieras a la realidad, por eso las lágrimas cada noche empapaban tu almohada. Pero eso ha pasado, y ahora contemplas aquello que debería estar destrozándote, desgarrandote por dentro, con total indiferencia, no derramas ni una lágrima, porque ya no lo echas de menos, porque ya hace tiempo que no lo tienes y has vuelto a acostumbrarte a que te falte. Porque tu amor no depende del trato, pero tu estado de animo si, por eso vuelves a pintarte una sonrisa y a encerrar a la niña ilusa que llevas dentro. ¿Será esta la definitiva?¿Se cansara ya de jugar contigo? te preguntas mientras la radio te devuelve las notas de esa canción que, hoy, es mas fiel a ti que el propio espejo.

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